jueves, 21 de febrero de 2008

Dexter y Yo


Hace no demasiado tiempo, que he descubierto una nueva serie, que de primeras vi por curiosidad para ver que tal estaba, pero que ha acabado enganchándome, yo creo que debido en gran parte a que en muchas ocasiones me siento identificado con el protagonista o encuentro similitudes en su forma de ser y la mía. Pudiera parecer extraño que me identifique con un asesino carente de sentimientos afectivos, pero no es del todo descabellado y lo entenderéis cuando me explique más adelante.
Supongo que aunque sólo sea por el título de este post, habréis concluido que la serie de la que hablo no es otra que Dexter. Empecé a ver un buen día ya hace un mes o más y he de decir que de primeras me chocó muchísimo el hecho de que un policía fuese a la vez una asesino vengador, que hace de juez y verdugo. Por si alguien no sabe de qué serie hablo, os explicaré por encima el argumento de la serie. Dexter es un niño que es encontrado en la escena de un crimen brutal, para luego ser adoptado por la familia del policía que lo encontró. Desde muy niño Dexter no es un niño normal, tiene una tendencia homicida a la vez que es incapaz de tener sentimientos por nada ni nadie. Su padre adoptivo trata de hacer que Dexter canalice su ira, imponiéndole unas reglas, de manera que sólo haga daño a aquellos que se lo merecen, pasando a ser una especie de vengador que se toma la justicia por su mano.
Yo me siento identificado con el protagonista en varias cosas, empezando por el hecho de ser un tipo extraño, pasando por los problemas para expresar mis sentimientos. Sé que lo que voy a decir puede sorprender a muchos de los que me lean, pero de pequeño me hicieron ir a terapia, ya que pensaban que podría ser autista debido a que no me comunicaba con la gente, hablaba muy poco y casi siempre prefería estar jugando sólo. Además de esto carecía de empatía alguna y rara vez reía o lloraba. Recuerdo 2 terapeutas y que a uno de ellos me mandaron del colegio, lo bueno de esto es que puedo decir que he estado en el Rebullón y que no estoy demasiado loco, ya que de estarlo no hubiera salido de allí. La realidad es que si fui al Rebullón, pero es que allí tenía su consulta uno de los terapeutas que recuerdo que me hacía dibujar un montón. Lo que recuerdo de los resultados de la terapia es que según ellos me costaba demasiado exteriorizar mis sentimientos (así lo llamaban) y que ahora los exteriorizo demasiado. Antes cuando era frio e insensible era mucho más duro y no era fácil que mostrase dolor alguno ante comentarios u otro tipo de agresiones verbales, ahora eso ya no es así. Según una de las terapeutas, en un momento dado, sería capaz de hacer mucho daño a una persona (hasta matarlo) y no sentir remordimiento alguno. De hecho siempre he evitado meterme en peleas, porque sé que si me sacan de mis casillas no soy capaz de controlarme y tengo miedo de lo que pueda hacer. Son más que conocidas un par de anécdotas referentes a lo realizado en un momento de mal humor, tales como cuando mi hermano mayor me quito patatas del plato cuando había dicho que no iba a querer:

Javier: A la próxima te pincho en la mano.
-Mi hermano vuelve a intentar quitarme patatas.
-Yo le atravieso la mano con el tenedor.

Otra vez, estando yo escayolado acostado en un sofá, mi hermano me estaba puteando diciendo que me iba a llevar mi móvil de viaje. De aquella él no usaba móvil, yo empezaba a salir con Nuria y sólo tenía su número en el móvil. El caso es que siguió puteándome hasta que me sacó de mis casillas y le lancé un cuchillo, que por suerte no le dio, pero sí que atravesó y rompió una maceta de más de 30 cm de diámetro.
Yo siempre he dicho que estoy bastante mal de la cabeza, pero intento controlarme, aunque es cierto que una vez me sacan de quicio, es muy complicado pararme, me cambia la cara y saco una fuerza increíble. De hecho, nunca me han pegado en una pelea y me he metido en más de una por desgracia y es que yo soy de los que así como le vienen si les tengo que dar contra una pared les doy o si los tengo que tirar 2 metros abajo lo mismo, nunca que he peleado he dejado que el otro me pueda venir por la espalda una vez que me vaya, lo cual creo que será una espíritu de supervivencia. La última vez que le pegué a alguien, me hice tanto daño de darle que tenía un hematoma que me cubría toda mano y una inflamación que no se me bajó en una semana y media.

Así es que he comenzado hablando de lo mucho que me gusta la serie de Dexter y he acabado hablando de lo mal que estoy de la cabeza y del miedo que tengo de mi mismo, pero ya me conocéis y sabéis mi manera de contar las historias. Creo que me faltó meter un "Hablando de todo un poco", pero eso pega más para una conversación, que para un relato.


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